Me pregunto si algún día me leeras y te darás cuenta de que, aunque suelo esconderme bajo cielos un poco más grises, la verdad es que muero por escaparme a la comisura de tus labios y morderlos pintarte las notas de alguna canción que escuchamos juntos en una tarde de besos acalorados y acrobacias secretas sobre (no, no debajo… sobre) las sábanas.
Es que, aunque me cueste admitirlo (y nunca había tenido tanto sentido esta frase), no puedo vivir sin ti. Y no tengo miedo, solo estoy ridículamente feliz… tara!